Trueque emocional

 (...)

"- Como tú me cuentas a mí lo que te pasa, cuando te pasa algo, pensaba que yo podría hacer lo mismo contigo."

Antes de eso, está el vacío.

Pero no importa; es una de esas piezas robadas de un "puzzle" que no me pertenece, pero que encaja en otro puzzle de ideas propio, que se crean a partir de ahí.

Así que sigo andando, y atrás se quedan dos personas que continúan con su propia historia, mientras mi mente divaga sobre el primer pensamiento que le han provocado esas palabras robadas: trueques emocionales.

¿Somos tan conscientes de ellos como lo somos del: te cambio este cromo por este otro?

   (Mmmmmm,... ¿Se siguen cambiando cromos?)

   Que me pierdo....

Seguramente no siempre lo somos.

Sin duda, todo ese aprendizaje que desde pequeños hacemos, nos ayuda a adquirir una gran habilidad para realizar ese tipo de intercambios sin preguntarnos si tienen más de sano trueque, que de reproche.

Sin fonía nº 33

 Locura es no poner límite a la cordura.

Karma

Desde hace un par de semanas, Cris y Jose andan a la greña, y, en medio, se encuentra Helena.

Tiene que hacer un esfuerzo importante para recordar el momento en el que empezaron la discusión, pero aún mayor, para recordar el motivo por el que discutieron. Y es que, a veces, cuando ya se ha dicho lo que se ha dicho, el porqué o el sobre qué, es lo de menos.

Desde entonces, no los ha vuelto a ver juntos. Tampoco ha intentado reunirlos. Aún no toca. No es la primera vez que se encuentra en una situación como ésta y ha aprendido a reconocer el momento en el que ninguno de los dos está preparado para nada más que el desahogo sin respuesta. Está segura de que después podrá, cuando estén dispuestos a afrontar la parte de esa misma realidad que le pertenece al otro.

Pero mientras ese momento llega, los escucha con paciencia y piensa, que si se oyeran, se darían cuenta de que están más cerca el uno del otro, de lo que ninguno piensa. Ambos acaban en un mismo punto, que desde fuera, a Helena le parece de lo más absurdo: el mismo karma les sirve a ambos para lo mismo.

Y mientras sonríe con ese pensamiento, se dice a sí misma: si el karma existe, ¡qué trabajo más complicado tiene!