23 sept 2016

Papiroflexia

La primera vez que sintió que el tacto del papel era distinto mientras cambiaba de forma, fue durante su viaje a Grecia. La luz de la pequeña vela que había colocado sobre la barandilla de la terraza, apenas alumbraba, pero más que luz lo que necesitaba era concentración y allí, sentado a solas, nada ni nadie lo distraía. Tal vez por eso, el susto fue mayor.
Todo lo que empezó siendo ruido a su alrededor, al salir a la terraza, había pasado, conforme avanzaba la noche, a ser parte de la banda sonora que acompaña, pero sin llamar la atención.

No estaba preparado para otra voz que no fuera la de sus propios pensamientos, cuando aquel "Hola" le hizo brincar de la silla con la fuerza que convierte la sorpresa en susto.
Ella lo miraba sin la más mínima intención de disimular la risa, mientras una inacabada mariposa de papel disfrutaba de la escena, desde la esquina de la terraza en la que había acabado tras el brinco de su creador.
Ninguno de los tres dijo nada durante un buen rato.
Se quedaron allí, midiéndose las fuerzas.
Hasta que ganó la risa.
Aunque en realidad él sabía que quienes realmente ganaron la batalla fueron sus ojos.
El modo que ella tenía de sonreír con los ojos, le resultó aún más irresistible que el de su boca...

20 jul 2016

Sin fonía n°9

El aburrimiento, seas del bando que seas, es una batalla que sólo deja víctimas.

7 jul 2016

El escaparate

El escaparate estaba lleno de tentaciones, dispuesto seguramente con tanto esmero, como para que pareciera que cada cosa ocupaba su preciso lugar por azar.

No recordaba la última vez que comió chocolate y a pesar de ello, se le llenaba el recuerdo de colores y sabores que imaginaba mezclados, mientras en el bolsillo de su raída chaqueta contaba las monedas, una a una, con la estúpida esperanza de haberse equivocado al contarlas las otras veces. Tal vez su esperanza no nacía de un posible error matemático, sino de un esperanzador error humano.

Y mientras contaba de nuevo, sintió agrandarse, de un tirón, uno de los más viejos agujeros que adornaban su raída chaqueta.

Miró hacia él y junto a su recién agrandado agujero, vio una pequeña mano que continuaba buscando su mirada:


- ¿Me das ochenta céntimos que me faltan para poder comprarme un helado?


Sacó las monedas de su bolsillo, volvió a guardar una de ellas y le dio el resto.

Apenas tuvo tiempo de escuchar aquel "Gracias señora", mientras corría hacia el interior de la tienda, con la prisa que la impaciencia infantil le da a casi todo.



Dio media vuelta y se alejó del escaparate.

Tal vez mañana...

Porque mañana seguiría sin recordar la última vez que comió chocolate, pero recordaría muy bien, la última vez que alguien la vio más allá de su raída chaqueta...

Pandemia

Contagia tu prisa de pausa.
Y si no la encuentras en ti,
róbasela a quien haya aprendido a fabricarla.

Contagia tu rutina de pasión.
Y si no se deja contagiar, cambia de rutina.

Contagia tu mañana de imposibles.
Y si no te los regala el día, invéntalos.

Pero cuando ya no te quede hueco para más, sigue llenando tu día de paz, pasión e imposibles.

Y luego, déjatelos robar.

6 jul 2016

Human@

Pintó de colores cuanto le rodeaba.
Los que existían y los que inventó.

Cualquiera de ellos igual de distinto.
Igual de Bello.
Ninguno más fuerte.
Ninguno más descolorido.

Todo formando un arcoiris lleno de cada sutil tono, sin el que el arcoiris no existiría.

Amarlo tal cual lo había creado le pareció fácil.

Y miró sus manos.
Esforzándose por conservarlos todos, sin que unos se mezclaran con los otros, hasta que tuvo que darse por vencida, en su intento de mantenerlos alejados unos de otros.

Y sólo entonces fue capaz de ver la belleza.

9 jun 2016

Sin fonía nº8

Pensó que lo aprendido, aprendido estaba.
Y nunca erró más un pensamiento.

Y nada más


Nada existe fuera de los sueños que te inventan como quisieras;
que te vuelcan la intención justamente injusta;
que te ahogan con el aire que respiran otros pulmones.

Nada fuera de la nada de los miedos que conoces,
que llegaron al puerto de una isla vacía
y partieron desde donde nadie agitaba despedidas.
Nada más allá de tus fronteras,
donde el camino ya no te conoce,
ni te espera,
ni te acoge.

2 jun 2016

Sin fonía nº7


Aunque haya montañas dispuestas a moverse a un golpe de fe, a veces, creer no es suficiente.

Dónde buscar



La voz se le había perdido entre los miedos.

Miedo a decir lo que no debía.
Miedo a no decir lo que se esperaba que dijera.
Miedo a querer decir lo que nadie entendería.
Y entre tanta encrucijada de dilemas, cuando empezaba ya a ver la claridad de lo que se atrevería a decir, buscó su voz y no la encontró.
La había perdido.
Sintió aún más miedo: el de haber perdido para siempre, la voz que ahora se atrevía a mostrar.

Se sentó un rato para calmar su desesperación y encontró, en la calma, la manera de buscarla. Empezó a buscar en el último lugar donde la recordaba: junto a sus miedos.
Así que cogió el miedo a no decir lo que se esperaba que dijera y lo tiró tan lejos como pudo.
Pero en el vacío que dejó, no estaba su voz.
Siguió.
Buscó el miedo a decir lo que no debía y lo lanzó con la misma fuerza que el anterior.
Allí tampoco estaba.
Continuó con el resto, hasta el último de ellos y allí estaba.
Esperándola con la fuerza de quien ha conseguido lograr aquello que quería lograr…

27 may 2016

Palomitas



La función empezaba en cinco minutos y todavía estaba en la cola.
Desde que las entradas se compraban junto con las palomitas, había perdido la ventaja de no ser consumidora. Lo era en realidad, pero con manta y zapatillas, que era lo que les daba el sabor que a ella le parecía que debían tener las palomitas.

Estaba en aquella cola (que avanzaba con la lentitud de la desesperación del reloj que te recuerda, sin piedad, que debiste salir antes de casa), pensando en los tiempos en los que la taquilla era independiente de los palomiteros, cuando una chica con más cara de desesperación que la suya propia, le preguntó qué era lo que quería. Le pidió el botellín de agua que las prisas se dejaron en su casa y su entrada.

Afortunadamente, la última fila estaba disponible.
Salvo en los estrenos de películas chiquilleras, la mayoría de las veces, era el desierto de los lunes en primera sesión, que se merecían sus pelis de picotas.
Y ésta, prometía ser una de ellas…

5 abr 2016

Pausas



El espacio de tiempo que hay entre el tiempo y tú,
no suma ni resta de la misma manera
entre un momento y otro.

La cuerda que cada uno de los dos tensa no siempre se rompe hacia el mismo lado,
ni tan siquiera llega a veces a romperse,
quedando un constante vaivén de horas, minutos y días,
que no suceden unos tras otros con la razonada evolución de lo establecido.

Y sólo tú entiendes, entonces, que entre el tiempo y tú,
un tercero es multitud.

28 ene 2016