28 ene 2016

25 ene 2016

Sin fonía nº5

De los muchos límites que la libertad propia tiene, el del olvido ajeno podría por hoy, dejar de ser uno de ellos...
Quizás así, mañana los dos seríamos más libres.

Asuntos vecinales

Llevaba viviendo en aquel piso cerca ya de tres años y apenas conocía a dos de sus vecinos. Incluso para esos dos, usar el verbo conocer, era realizar una concesión excesiva... Lo justo sería decir que reconocería sus caras si se los cruzara por la calle y que conocía en qué planta del portal vivían.
Más allá de eso, poco o nada sabía, salvo que la lluvia no les gustaba a ninguno gracias a sus profundas conversaciones de ascensor. El resto eran suposiciones propias que bien pudieran ser igual de fallidas que de certeras.

El resto de vecinos o vecinas eran todo un misterio. Cierto es que sus horarios y costumbres no lo ponían fácil para provocar encuentros, pero pasado ya el tiempo que había pasado, empezaba a pensar que las otras nueve viviendas estaban completamente vacías.

No tenía ni idea de si ese pensamiento le resultaba poco probable o poco deseable, pero fuera como fuese, la primera sensación que tuvo aquella madrugada al volver a pensar en ello no fue grata. En aquellos pocos segundos que duró el terremoto, aquella sacudida agitó más su pensamiento que su cama. Sabía desde hacía tiempo que la curiosidad por lo ajeno, no compartido, no era precisamente uno de sus puntos fuertes, pero aún así, cuando el movimiento cesó, volvió a dormirse con la firme decisión de redirigir aquellas profundas conversaciones sobre pronósticos meteorológicos hacia otras más vecinales.

18 ene 2016

Cuestión de Vida


Antes de ese dieciocho de enero sólo había roto dos platos en su vida y en ambas ocasiones había sido tan solo un accidente. Así que ese día era como si en realidad, fuera la primera vez que rompía un plato.

No un plato cualquiera. Era el plato que ella elegía siempre, con el color apagado en gran parte de sus bordes y alguna que otra cicatriz, que las prisas por lavarlo o por cogerlo, le dejaron a lo largo de sus muchos años.

No entendía muy bien el porqué; la única respuesta que obtuvo siempre fue:
  - Me cuenta historias. Cuestión de Vida…

Aún así, nunca dejó de preguntar.
A pesar de no entenderla y de tener la más absoluta certeza de que siempre seguiría siendo la misma, era incapaz de resistirse a aquella sonrisa que escondía la verdadera respuesta. Esa que iba más allá de las palabras y para la que el único diccionario que podría ser útil, se escondía bajo aquella manera suya de mirar el mundo.

Formando un puñado de momentos rotos, observa sobre la mesa del salón, los añicos que ha encontrado, preguntándose mientras los mira, qué conseguirá antes: si recomponer el plato o las historias.



7 ene 2016

Sin fonía nº4


Final sin cuento: … y todo dejó de importar, para volver a cobrar sentido.

Sin fonía nº3



No guardes de tu pasado lo que tu memoria sea capaz de recordar, sino lo que tu corazón sea capaz de abrazar.

Una de ellas



Se enamoró de su voz sin preguntarle antes
si la llenaría de palabras o de silencios.
Y como todas las respuestas que llegan a destiempo,
ésta llegó también acompañada de esas dudas que hasta entonces no existían.
Ni en sus deseos,
ni en sus miedos,
ni en el más audaz de sus pensamientos.
Pero por fortuna, era una de esas personas
que saben encontrar el modo de burlar al destiempo.