4 dic 2017

Luna

  - Prométeme coger la luna,
    si te la pido algún día,
    y yo prometeré nunca pedírtela.

Así empezó aquella noche entre ellos.
Dos desconocidos que dejaron de serlo, una noche de luna llena, en la que se vieron por primera vez a través de ella.

Caminaban por la misma calle.
A la misma hora.
Y con la mirada puesta en el mismo sitio, que no les avisó del inminente impacto que se produciría en sus cuerpos si nadie mediaba en su trayecto.

Y así fue.
Luna decidió guardar silencio.
Y sus cuerpos chocaron, el uno contra el otro, con la misma fuerza con la que avanzaban paso a paso, sin pensar en el siguiente.

Su primera mirada fue en ambos de reproche, mientras su pensamiento se lanzaba, a golpe de certeza, por los mismos derroteros:

   (¡¡¡Cómo no miras por dónde vas!!!)

¿La carcajada...?
Fue otra de sus coincidencias.

Así que aquella promesa era, sin duda, lo más cercano a un saludo que tuvieron:

  - Prométeme coger la luna,
    si te la pido algún día,
    y yo prometeré nunca pedírtela.

Y a pesar de ser un perfecto desconocido, ella se lo prometió.

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