Contagia tu prisa de pausa.
Y si no la encuentras en ti,
róbasela a quien haya aprendido a fabricarla.
Contagia tu rutina de pasión.
Y si no se deja contagiar, cambia de rutina.
Contagia tu mañana de imposibles.
Y si no te los regala el día, invéntalos.
Pero cuando ya no te quede hueco para más, sigue llenando tu día de paz, pasión e imposibles.
Y luego, déjatelos robar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario