"Lo splenore di ogni citta nasconde sempre una ombra di dolore."
Lo leyó y le cautivó al instante.
Pensó que con las personas ocurre lo mismo.
Las sombras siempre le atrajeron, incluso desde cuando sólo eran un juego de manos.
Y cuando las sombras dejaron de ser chinescas, descubrió otras, mucho más difíciles de ver, incluso en uno mismo.
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